Un día de verano, ese fue el regalo que hizo Asturias a los novios. Un cielo despejado, un sol radiante y la tarde cayendo sobre el jardín del Palacio de Meres.
Con un regalo así, el aperitivo fue una delicia, además de un momento perfecto para sacar fotos y disfrutar de todo lo que los novios habían preparado con mucha ilusión.
El protocolo de mesas estaba colocado sobre un mueble antiguo. Llenamos las frascas con distintas flores para darle un aire romántico y mantuvimos el colorido otoñado que les gustaba.
Los invitados les escribieron sus mejores deseos en unos pequeños pergaminos que seguro que ahora guardan como oro en paño y es que además de las fotos y el vídeo, las palabras son un bonito recuerdo.
Los novios se enamoraron de nuestro columpio y nos pidieron que lo decoráramos con flores para la ocasión. Tanto acabó gustando que se convirtió en el photocall oficial.
El los salones todo estaba preparado para recibirles. Las mesas estaban cubiertas con los manteles de A de Lola y tenían las mismas flores que habíamos usado en el aperitivo. Para las velas elegimos un tono muy simbólico: el del tul de la falda de la novia.
Fue un día muy especial, fue una noche inolvidable.
Fotos: David Fernández