Entre todos discurrimos la manera de cumplir las medidas de aforo que había en el momento y, a la vez, de hacer algo bonito. Por eso surgió la idea de colocar una carpa transparente en el jardín trasero, perfecta para el aperitivo y luego para el baile. También aprovechamos los distintos rincones que ofrecía el palacio para hacer que los invitados estuvieran cómodos y disfrutaran de todo lo que, con tanta ilusión, habían preparado los novios.




En ese momento, había un numero de comensales por mesa y tuvimos que discurrir una forma de poder sentar en la presidencial a todas las personas importantes para los novios. La solución final fue usar dos mesas y disimular la separación con una preciosa guirnalda de extremo a extremo.




Al final, las ganas de casarse y celebrar hicieron que ni la lluvia ni la pandemia pudieran empañar un gran día.




Fotos: Pelayo Lacazette