Cuando alguien del sector te llama para su boda, es una alegría doble: al final es mucha gente en la que pueden confiar y es un honor y una suerte a partes iguales que nos elijan a nosotras.
Eli, trabajo durante un tiempo con nuestra querida Paula, de Living las bodas y desde que vino a la tienda tuvimos un filing muy especial.
Como en todas las bodas que organizan, todo estaba estudiado al milímetro. Empezando por los colores: mostaza y azul.
El ramo y los zapatos de Miss García tenían el color mostaza como protagonista, los primeros en el ante y el segundo en la cinta de terciopelo y en alguna de sus flores. La chapa de la señorita llevaba grabada una palabra especial para la novia.
Querían un lugar especial para la ceremonia. Algo urbano y a la vez íntimo. Todo eso lo encontraron en el Hotel Ayre, concretamente en su azotea.
Allí mismo, de pie y delante de todos sus invitados, se dieron el sí, en una ceremonia emotiva, oficiada por Javi de Liebling. El color amarillo estaba presente en las flores y el azul en un cartel de bienvenida hecho por Living las bodas y en la papelería diseñada para la ocasión.
Para la salida, ideamos con Paula unos conos llenos de confeti y hojas de eucalipto con los que recibieron a los novios y a toda la felicidad que venía con ellos.
Unas plantas más abajo, esperaba una celebración a la altura. Todo estaba cuidado con un cariño especial, todo el equipo había trabajado mucho para sorprender a novios e invitados.
El salón estaba lleno de flores y velas. Todo en tonos azules, ocres…La luz de las velas encendidas contrastaba con los numeros de las mesas, hechos de cinc.
La papelería parecía un espejo donde se veían todas las flores que adornaban las mesas.
Todo estaba listo y lo único que faltaba era gente con ganas de celebrar. Y eso, llegó.
Aparte de grandes profesionales, en esta boda se dieron cita buenos amigos y eso se noto en el resultado y también en estas fotos.
Las fotos son de David Fernández, con quien hemos coincidido varias veces la temporada pasada.