La boda de Carmen y Andrés II

El aperitivo se celebró en el jardín. Para la ocasión hicimos distintos centros de inspiración campestre con un nexo de unión entre todos ellos, las flores que llevaba el ramo de novia: margaritas.

Para el sitting plan nos trajeron una papelería que nos pareció preciosa porque tenía un detalle que la hacía muy especial: el papel estaba bordado. Para resaltar ese trabajo artesanal pensamos en una puesta en escena sencilla con flor menuda, dándole así gran protagonismo.

Al ser una boda con muchos invitados, se hicieron dos protocolos de mesa, haciendo así que los invitados no tuvieran que esperar para encontrar su sitio.

Ya en el interior, todo giraba en torno al patio. Vegetamos el corredor para transmitir el frescor propio del verano. La mesa presidencial estaba en el centro y el resto distribuidas por los distintos salones del palacio.

Como cada mesero era único, nos pareció bonita la idea de que cada centro fuera diferente, así que los fuimos pensando uno a uno.

Fue todo muy especial y es que había muchas ganas de celebrar.

Fotos: Pelayo Lacazette

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