La alegría de la ceremonia se trasladó hasta la terraza, donde les esperaba un espectacular atardecer y un aperitivo del chef Nacho Manzano.
Paula diseñó una papelería con ramas para los distintos puestos, el protocolo de mesas y la cena. No pudo faltar la mesa de quesos ni la marinera, dos clásicos con los que Manzano acierta y los invitados disfrutan.
El protocolo de mesas estaba colocado bajo una sombrilla, entre flores. El viento soplaba fuerte y para evitar que volara la papelería atamos limones y naranjas que recogimos de la finca, logrando un resultado más colorido y vistoso de lo que teníamos previsto antes de llevarnos la sorpresa meteorológica de la jornada.
La cena fue en la carpa que estaba distribuida de una manera diferente a la habitual, empezando por una presidencia de veinte personas. El tamaño y la forma del resto de las mesas se eligieron en función de los grupos que se iban a sentar en ellas. Las sillas de bambú de Global Rent dieron el toque que nos faltaba para crear el escenario perfecto.
Para dar un ambiente más festivo colocamos en el techo luces de verbena, cestos y helechos. Abrimos los laterales para que el jardín se metiera dentro y colocamos dentro árboles que hacían sentir que estábamos fuera.
Mezclamos distintas mantelerías del catering de Manzano, verde, beige y uno estampado que combinaba ambos tonos. Las velas naranjas, los vasos de agua verdes y las flores en tonos vivos contribuyeron a dar esa inmensa alegría que querían trasmitir los novios.
Al caer la tarde, encendimos velas y luces para trasladarles a esas playas del sur que daban nombre a las mesas y donde tantos buenos momentos pasaron los protagonistas.
Para que los invitados pudieran dejar unas palabras a los novios, Paula de Living las bodas, diseñó un rincón con atrapa sueños para que así, no se escapara ninguno.
Si la boda fue una fiesta, la fiesta no os podéis imaginar lo que fue.
Fotos: JFK IMAGEN social