En una boda hay muchas flores, pero pocas tienen más protagonismo y son más recordadas que las que forman el ramo de novia.
Por eso, nos gusta dedicar tiempo primero a pensarlo, después a hacer pruebas y finalmente a prepararlo la mañana de la boda. Solemos pedir muchas más flores de las necesarias para elegir las mejores y que aguante perfecto durante todo el día (y toda la noche).
En los últimos años se han empezado a incorporar medallitas y otros detalles simbólicos a la empuñadura, que hacen que sea todavía más especial.
Su olor se recuerda toda la vida y por eso utilizamos flores que, además de tener un tono y una forma bonita, dejen un aroma en el ambiente.
Nos encanta ver la cara de la novia cuando lo recibe, es una maravilla ver como se detiene en los detalles, lo huele y sonríe.
Cristina Cañibano
Para hacer el ramo tenemos en cuenta varias cosas: el estilo y los gustos de la novia, el diseño del vestido, el lugar de la ceremonia y la época del año. Hay flores que podemos traer del extranjero, pero solo lo hacemos si tenemos la seguridad de que van a aguantar perfectas.
Hay ramos más ligeros y silvestres, con gran protagonismo del verde y flores menudas o alargadas, que dan un aire muy fresco, ideal para novias que se casan en el campo o en verano. Los de nardos, por ejemplo.
Liven
El color del tocado, los zapatos o del bordado del vestido también nos inspira a la hora de crear el ramo, y solemos añadirlo en distintas proporciones, dependiendo de la intensidad del tono.
Tecueme
A veces, Mónica es la encargada de trenzar el tocado de la novia o de las niñas de arras y lo hacemos todo a juego.
Mercedes Blanco
El tamaño depende del volumen del vestido y la altura de la novia, intentamos hacerlo todo proporcional para que el resultado sea muy armónico.
Cristina Cañibano
Liven
Nos gusta añadir flores propias de la época del año en la que estamos y es que la primavera, el verano, el otoño y el invierno también quieren hacer acto de presencia en las bodas.
Cristina Cañibano
M2 visual studio
Jfk Imagen Social
Lo que siempre llevan todos nuestros ramos, independientemente del estilo, las flores y la época, es cariño. Eso nunca falta.