Lo bueno de celebrar tu boda cerca del mar es que puedes aprovechar el trayecto para parar a hacer unas fotos más relajados en plena naturaleza.
El lugar elegido por Lucía y Manel fue el Real Balneario de Salinas, un lugar con una gastronomía y unas vistas privilegiadas. Allí llegaron todos con muchas ganas de pasar unas horas inolvidables.
Los novios nos pidieron un rincón para que sus familias y amigos pudieran dejarles mensajes con sus mejores deseos en el día más feliz de sus vidas. No los leímos pero seguro que ponían “que sigáis siempre como hasta ahora”.
Lo bueno de las bodas íntimas es que todos los invitados pueden sentarse en la mesa de los novios y eso siempre hace que todos guarden un recuerdo muy especial.
Fue una boda muy especial, llena de detalles y cariño, y eso es al final de lo que se trata. De amor, de emoción y sentimientos.
Fotos: Cristina Cañibano