Paloma lleva varios años trabajando fuera de Asturias, pero cada vez que tiene que mandar un ramo, nos escribe un mail y nosotras nos encargamos de todo. A Paloma y a su madre les encantan las flores y por eso se animaron a venir a uno de nuestros cursillos de Navidad. Fue precisamente ella quien vino a vernos con mucho tiempo de antelación para contarnos que su hija se casaba y reservar la fecha.
La distancia no fue ningún problema porque organizamos muchas cosas por correo electrónico. En uno de los primeros mensajes, nos dijo que confiaba ciegamente en nosotras y que nos daba libertad total, únicamente nos comentó algunos detalles que quería que tuviéramos en cuenta: quería llevar color en ramo, que le gustaban las peonias y el azul. Lo preparamos con todo el cariño del mundo, grande y desestructurado ya que llevaba un vestido con volumen y ella es alta. Mezclamos peonias, delfinium en dos tonos, nardos, verónicas y astrantias con eucalipto y helechos.
Aunque estábamos en pleno mes de junio, el día amaneció muy lluvioso y hubo que cambiar muchos planes. El equipo del Palacio de Meres se volcó en que la lluvia no aguara la fiesta y ambas familias no dejaron de sonreír en ningún momento.
La Misa fue en la Capilla de Santa Ana. Colocamos la alfombra de sisal y un diseño floral “muy campestre”, creando la ilusión de que había brotado del suelo.
Durante la ceremonia dejo de llover y el aperitivo se pudo servir en la parte delantera del Palacio. Mezclamos unos manteles de saco de Meres con otros de M Viste tu Mesa en tonos pistacho y coral y adornamos las mesas con jarras llenas de flores.
El Protocolo de Mesas estaba en el porche y quisimos ambientarlo con las plantas típicas de estos rincones: petunias, begonias… La novia nos había pedido que atáramos los carteles de las mesas con cinta de la bandera de España y el resultado gustó mucho.
En el interior del Palacio todo estaba preparado para la cena, servida por Marcos Morán. En esta ocasión no hubo mesa presidencial ya que los novios quisieron sentarse con amigos y testigos en una mesa larga en el centro del patio. Para adornarla usamos muchos cacharritos y peonias, las flores favoritas de la novia. Para esa mesa se uso la “vajilla de la abuela”, de la que se habían enamorado en el evento de Telva Novias, igual que les ocurrió con la decoración vegetal del corredor con hiedra y helechos.
Los centros del resto de las mesas eran todos diferentes entre sí y llevaban peonias, margaritas, claveles y clavelinas en distintos tonos consiguiendo así la explosión de color que nos había pedido la novia.
Aunque el día estaba gris, para ellos no pudo tener más color.
Fotos: Liven