Quien viene a Asturias, aunque sea solo por un tiempo, nunca llega a irse del todo. Eso fue lo que le sucedió a Palloma, la novia brasileña que tras estudiar aquí en la universidad, decidió volver aquí para celebrar su boda.
Como quería cuidar todos los detalles contó con la ayuda de Carmen Roma, the Happy Day. El mail y las fotos hicieron el resto. Cuando nos quisimos dar cuenta, la fecha de la boda ya había llegado.
La novia llevaba un vestido de Pronovias, y se puso en las manos de Reyes Tabares y Nacho Madri para lucir radiante.
El Castillo de la Zoreda fue el lugar elegido y el blanco el color protagonista. Colocamos cientos de hortensias que empezaban en la puerta por donde aparecía la novia y terminaban en un arco bajo el que los novios pronunciaron el “sí quiero”.
El aperitivo era un homenaje a la gastronomía de Asturias y sonaba también a esta tierra: amenizado por una banda de gaitas. Carmen dispuso unos muebles antiguos y nosotros colocamos un rincón de la sidra.
El protocolo de mesas estaba inspirado en uno que hicimos hace tiempo y que Palloma nos pidió tras verlo en fotos. Con hiedra, paniculata y velas indicamos a los invitados cual era el sitio que ocupaban en el salón.
Candelabros con docenas de velas iluminaron la cena creando ese ambiente romántico que nos pedían los novios. Los centros altos hacían sentir a los invitados que aún estaban en el jardín.
El baile se celebró bajo un “cielo estrellado” creado por Siapro. Primero bailaron los novios y después se unieron el resto de los invitados que abarrotaron la pista hasta altas horas de la madrugada.
El ramo de peonias, que eran las flores favoritas de la novia, fue para otra persona que también lo era.
Las fotos son de Álvaro Sacha.