Julia, la novia, es íntima amiga de una de nuestras hijas por eso nos hizo una ilusión enorme cuando nos contó que se casaba. Tras un cambio de planes por la pandemia, llegó el momento de celebrar su gran día en el Palacio de Meres.
La temática nos pareció apasionante: el mundo de la uva, ya que está estrechamente muy ligada a la historia de la familia del novio. Así que nos pusimos manos a la obra para hacer algo diferente y especial.
El ramo de novia era una propuesta muy delicada pensando en las telas antiguas con las que estaba hecho su vestido. Era muy sutil y tenía como protagonistas a los guisantes de olor blancos.
En la fachada de la capilla de Santa Ana adornamos las columnas de piedra, colocando unas bases con flores naturales que enmarcaban la entrada y arropaban la salida.
Sobre el Altar colocamos una guirlanda y dos torres de flores a ambos lados del Sagrario, creando la apariencia de un adorno único.
La tela estampada con la que cubrimos los reclinatorios y todas las flores que usamos estaban inspiradas en los tonos de la uva y eran ideales para la época del año en la que se celebraba la boda: primavera.
La semana que viene os enseñamos la celebración que fue igual de especial.
Fotos: JFK Imagen Social