Una boda íntima II

En casa de Marta todo estaba preparado para la gran celebración.

Aunque era una boda íntima, muchos de los amigos les hicieron llegar su cariño en forma de flores y se colocaron por distintos rincones de la casa.

Para el almuerzo se dispuso una única mesa vestida con manteles de cuadritos de vichy en blanco y negro. Buscamos recrear una ambientación muy campestre, perfecta para “una comida familiar”.

En el centro de la mesa se colocaron las flores que el novio había enviado esa misma mañana junto con una cariñosa nota.

La pregunta del millón fue…¿y hubo fiesta? Pues claro que sí. No faltaron la música, ni los bailes en una pista al más puro estilo verbena de las fiestas del pueblo.

Fotos: Pelayo Lacazette

Una boda íntima I

Casarte en la casa donde has pasado los veranos desde que eras niña es algo inolvidable. Pues eso hizo Marta que celebró su boda en el jardín del que guarda tan buenos recuerdos y al que unió uno más.

La ceremonia fue en la Colegiata de Covadonga, un lugar extraordinario. Como nos contaron que sus sobrinos iban a llevar el traje regional, pensamos en una decoración “muy asturiana”, dando gran protagonismo al color verde. Para su ramo mezclamos un tipo de helecho que se llama umbrela porque su caída recuerda a un paraguas abierto y Ornitogalum, ya que su centro es de color negro igual que el azabache con el que se adornan los trajes de nuestra tierra.

Como era una boda pequeña, pensamos que la decoración era una forma bonita de arroparles, así que pusimos una vegetación abundante a ambos lados del Sagrario y sobre el altar.

Los novios hicieron su primera visita como marido y mujer a la Santina y después pusieron rumbo a la casa familiar, pero eso os lo contamos la semana que viene.

Fotos: Pelayo Lacazette