Algo azul para Cristina

Cristina y Roberto tuvieron que retrasar su boda, pero las ganas con las que volvieron a organizarla fueron exactamente las mismas que la primera vez. Nunca perdieron la ilusión y eso hizo que acompañarles fuera un auténtico placer.

Pudimos vivir su ilusión durante todos los preparativos, incluida la mañana de la boda que bajó a vernos mientras estábamos trabajando.

Una de las cosas que nos contó la novia era que le gustaba el color azul, así que lo usamos como punto de partida.

Para su vestido de Nicolás Costura pensamos en un ramo con cardos, lavanda, nigella… muy veraniego y alegre, como ella.

La ceremonia fue bajo un árbol, en mitad del jardín. Para crear un ambiente acogedor colocamos varios cestones llenos de hortensias y japaras, logrando crear un escenario único.

El tiempo quiso acompañar a los novios: un sol radiante y un cielo que no podía ser de otro color hicieron que fuera un día inolvidable en el que no faltaron detalles frescos, los centros de mesa alegres y muchos pequeños detalles.

No sabemos qué llevo prestado, pero sin duda lo que no faltó en esta boda, además de mucho amor, fue “algo azul”.

Fotos: JFK Imagen social

Contra viento y marea

El amor nunca se rinde y estos novios son buena prueba de ello. Tuvieron que posponer la fecha, y un año más tarde les tocó cambiar el lugar de la celebración y algunos proveedores, pero lo que siempre se mantuvo fue su ilusión, su sonrisa y sus ganas.

Por todo ello y por las aventuras vividas durante los preparativos, nunca nos vamos a olvidar de esta boda en Santander.

La novia esta espectacular con un vestido de Always Basaldua. Cuando nos lo enseñó le propusimos un ramo diferente y delicado, que jugaba con distintas las distintas formas de las peonias, los guisantes de olor…

El lugar elegido para la ceremonia fue la Iglesia de Suesa, frente a la bahía. Su precioso retablo invitaba a colocar unos árboles para “acompañar tanta belleza”, sin eclipsarla. Las otras flores elegidas para la decoración fueron las hortensias en honor a la madre de la novia que estuvo super implicada en todos los preparativos y que, además, son tan típicas del norte.

Con la inmensa alegría de ser marido y mujer, los novios y sus invitados pusieron rumbo a la Finca de San Juan que fue donde finalmente se celebró la boda después de un cambio de planes cuando quedaba solo una semana por un confinamiento perimetral.

Fue toda una aventura que, lejos de sembrar el caos, hizo que todos los proveedores trabajáramos unidos para ayudarnos unos a otros y que todo saliera como las dos familias habían imaginado.

Como eran muchos invitados se montó una gran carpa en el jardín de la finca. Para hacerla más acogedora colocamos cortinas y centros con arboles que daban mucha frondosidad combinados con otros bajos en los que apostábamos por algo de color.

Fue épico, igual que todo el camino recorrido.

Gracias a todas las personas que pusieron lo mejor de si mismos para que todo saliera bien, fue un placer hacer equipo.

Fotografías: Pelayo Lacazette

Vanessa Abascal Wedding Planner, 14 cuerdas, Elevenmoments, HeyMickeyeventos, Amazingdeejays, Macavi Castelar, The Lightingshow, Bea Rozas.