Cristina y Roberto tuvieron que retrasar su boda, pero las ganas con las que volvieron a organizarla fueron exactamente las mismas que la primera vez. Nunca perdieron la ilusión y eso hizo que acompañarles fuera un auténtico placer.
Pudimos vivir su ilusión durante todos los preparativos, incluida la mañana de la boda que bajó a vernos mientras estábamos trabajando.
Una de las cosas que nos contó la novia era que le gustaba el color azul, así que lo usamos como punto de partida.
Para su vestido de Nicolás Costura pensamos en un ramo con cardos, lavanda, nigella… muy veraniego y alegre, como ella.
La ceremonia fue bajo un árbol, en mitad del jardín. Para crear un ambiente acogedor colocamos varios cestones llenos de hortensias y japaras, logrando crear un escenario único.
El tiempo quiso acompañar a los novios: un sol radiante y un cielo que no podía ser de otro color hicieron que fuera un día inolvidable en el que no faltaron detalles frescos, los centros de mesa alegres y muchos pequeños detalles.
No sabemos qué llevo prestado, pero sin duda lo que no faltó en esta boda, además de mucho amor, fue “algo azul”.
Fotos: JFK Imagen social