Así las miraba yo aquella tarde de lluvia en el invernadero a Belen, Bea y Elena mientras hacían memoria con Arancha, la novia de aquel 16 de junio del 2012. Varias páginas y medio recargo de tinta gaste escribiendo los detalles y es que esta es una decoración de las que a mí me gustan, con historia.
La caza es una de las pasiones familiares y quisieron reflejarlo en la boda. Pero bueno, empecemos por el principio, que las ganas me pueden.
Arancha llevaba un vestido de encaje de Bruselas con todo el bajo ribeteado de lentejuelas, firmado por Covadonga Plaza y un maquillaje perfecto obra de Reyes Tabarés.
El ramo tenía una gran caída y estaba inspirado en el que lucio su abuela décadas antes, gracias a una foto que Teresa, su madre, trajo a la floristería.
La ceremonia civil se celebró en el patio decorado con distintos verdes, velas y jarrones de piedra que se fundían con los muros del palacio de Meres.
Algunos invitados se colocaron alrededor del patio y otros siguieron la ceremonia desde el piso de arriba. Todos pudieron ver la emoción de los novios con el discurso de sus amigos y escuchar la voz entrecortada de Arancha leyendo el poema de Borges “carta a un amigo”.
El protocolo de mesas estaba inspirado en un bosque, con helechos, madera y algunas cuernas. Arancha aprovecho el espacio para rendir un homenaje a su suegro recordando con una foto el día que batió el record de Asturias de arceas. Las mesas llevaban el nombre de trofeos de caza.
Plata, velas y brotes verdes fueron los ingredientes con los que se prepararon los centros de todas las mesas, salvo una, la presidencial, que estaba vestida con el mantel con el que tradicionalmente celebra la Navidad la familia de la novia, también trajeron los bajo platos y candelabros.
Una boda tan bonita solo podía terminar así…bailando.
Las imágenes son de Mercedes Blanco.
Algunos detalles de esta boda fueron publicados en el blog de Querida Valentina: http://www.queridavalentina.com/BLOG/2012/10/el-maquillaje-de-arancha/
Emma Baizán