El mundo de internet no tiene fronteras, eso pensamos cuando vimos publicada la boda de la semana en un blog francés y hace un par de semanas en el de Rodolfo MCartney
Internet nos permite estar en lugares que no hemos visitado y conocer a personas sin haberlas visto. Eso fue lo que nos paso con María, la novia, que contacto con nosotros por mail, misma vía por la que fuimos organizando todo.
María fue una novia diferente, lo intuimos desde el principio y al verla vestida de novia, no tuvimos ninguna duda. Su personalidad es arrolladora y eso, se nota en muchas cosas: su vestido y ramo de flores secas de José María Peiró, el peinado y la forma de colocar el tocado y el velo de Julio de Peluquería Suarez…
Los novios no son de aquí pero la madre de María y su familia sí. Ha pasado mucho tiempo en nuestra tierra, a la que tiene especial cariño, y por eso pensó en ella para casarse. Hay lazos que atan mucho más fuerte que las raíces.
Les gusto mucho el Palacio de la Concepción por sus vistas, jardines, salones y terraza. Espacios de los que pudieron disfrutar pese a la amenaza de lluvia.
Nos pidieron un rincón de la sidra en homenaje a la tierra. Algo que fue muy aplaudido por todos los invitados que venían de fuera.
Deloya nos paso el menú y al escribirlo en el espejo, nos iba entrando hambre.
No querían olvidarse de todos los lugares que habían visitado y pocas cosas hay mejores que un mapa para recordarlos todo. La temática del viaje fue una excusa perfecta para sacar maletas y una bicicleta antigua del garaje.
Y si los lugares dejan huella, las personas todavía más. Por eso decidieron personalizar rincones con fotografías familiares, que hicieron todavía más suyo ese momento.
Combinamos manteles lisos color arena con otros estampados. Fueron las propias telas las que nos marcaron el colorido que iba en tonos granates, amarillos, rosas…y es que dejarse llevar es una buena forma de ir.
Al hacerse de noche se encendieron luces y velas y el espectáculo continuó.
Las fotos son de La Mar Studio y son preciosas.