Dicen que de una boda sale otra boda pero, en esta ocasión, salieron muchas. Fuimos a Casa Trabanco hace un año y, desde entonces, volvemos cada poco.
Yoli vivió los preparativos con mucha ilusión porque la ceremonia y la celebración iban a ser en un lugar en el que ella se sentía como en casa porque, de hecho, es de su familia.
Paula, que por aquel entonces dirigía Living las bodas, fue la encargada de organizar todo y tan bien lo hizo que ahora trabaja allí de responsable de eventos.
Este fue uno de los retos más bonitos del 2017. Un lugar con belleza singular y mucho potencial, historia y sabor. Una familia estupenda. El entorno no podía ser más especial: decenas de manzanos con sus ramas, hojas y frutos y el paisaje asturiano que tan bonito es, aunque estemos acostumbrados.
El otoño fue muy protagonista con sus colores, empezando por el ramo de la novia inspirado en los tonos del tocado de flores de tela que le hicieron en Le Touquet.
La ceremonia fue en un antiguo túnel que se empezó a construir para unir Gijón con San Martín del Rey Aurelio. Abrimos las puertas de par en par, colocamos unos cortinones y un arco para enmarcar a los protagonistas. Jugamos con el contraste y utilizamos sillas transparentes que rompían un poco y le daban un aire especial sin restar protagonismo a las barricas.
También decoramos el coche en el que llegaron los novios y le hicimos un adorno a dos invitados muy especiales: la hija de Jose y su perrito.
La ceremonia era una pista de lo que iba a venir: una celebración con nombre propio y muchas botellas de sidra. Lo que bien empieza, acaba de manera extraordinaria.
Fotos: JFK IMAGEN SOCIAL