Alejandra vino a vernos a la tienda sin saber que su madre había sido clienta y amiga muchos años atrás. Nos conquistó su alegría. Nos enseñó los complementos que iba a llevar y nos contó que a ella le encantaban los colorines, algo que nos hizo mucha ilusión porque su madre era igual. Por eso le quiso rendir un homenaje y sentirle muy cerca en un día tan especial llevando tocado, zapatos y un adorno en el vestido en un malva intenso. Una novia diferente, autentica y radiante con un diseño de Josechu Santana.
Tratamos de darle un aire silvestre al ramo mezclando azulinas, astrantia, verónicas, áster y eucalipto en tonos azules y malvas. Lo atamos con una cinta de terciopelo y una medalla que nos llevó unos días antes a la tienda.
La boda fue en verano en el Palacio de Meres. Las celebraciones allí siempre son bonitas pero en esta época del año más todavía: los jardines están preciosos y todo luce más. La llegada de los invitados, el recorrido de la novia del brazo del padrino y acompañada de su cortejo…
Quisimos darle a la Capilla de Santa Ana un aire veraniego e informal, así que utilizamos capazos y cestos. Para darle un toque fresco añadimos verde a la decoración junto con las hortensias.
Por muy bonitas que fueran las flores, nada ni nadie podía competir con la alegría que desprendía la novia que no dejó de sonreír un instante.
A la salida les esperaba algo más que una lluvia de pétalos, pero eso os lo contaremos la semana que viene.
Fotos: tecueme