Flores para mamá

Mayo empieza de una de las maneras más bonitas posibles: con la celebración del día de la madre. Una ocasión perfecta para convertir en protagonista a esa persona volcada en la familia y que nos hace la vida más agradable a los demás.

Por eso, cada año nos esmeramos especialmente en preparar cosas bonitas con las que sorprenderles y sacarles una sonrisa.

Como os vemos muy animados a todos con poner mesas bonitas, hemos hecho una colaboración con El Bibio y podéis sorprender a mama con unas flores y un pack de 6 individuales coloridos perfectos para las comidas familiares. Y, además, fenomenal de precio.

Y hablando de comidas familiares, nos hemos juntado con el Rebeco para preparar un pack con un aperitivo y flores perfecto para hacer más especial la comida del domingo.

Si os apetece un ramo de flores, ya sabéis que podemos preparaos lo que penséis que más ilusión le va a hacer recibir. Un ramo con sus flores favoritas o un centro de tonos alegres que siempre hacen mucha compañía. Podéis venir a buscarlo a la tienda o nosotras nos encargamos de que lo reciba en casa a lo largo de la mañana.

Tenemos nuestros clásicos ramitos de flores silvestres en jarrones de cartón que van con agua para que no sufran las flores y que, además, sirve de soporte si no hay un jarrón a mano.

Si tenéis en mente algo de cerámica, cristal, tenemos cosas ideales que nos encantará enseñaros.

Y lo más importante, no os olvidéis de decirle cuanto la queréis. Le encantará oírlo.

Nostalgia

Tenemos que reconocerlo, echamos de menos de bodas de antes y por eso hoy queremos compartir una que se celebró antes de que todo esto estallara y que tenía muchísimos invitados.

Ese fue nuestro reto: convertir un gran salón de congresos del hotel Reconquista en un espacio cálido y acogedor.

Pero empecemos por el principio: la novia. A Clara la conocemos desde hace muchos años porque fue compañera de colegio de una de nuestras hijas, así que nos hizo una ilusión enorme formar parte de un día tan importante para ella. Tenía ganas de un ramo grande con proteas y no nos pudo apetecer más hacer algo diferente con eucalipto, helechos, brezo…despeinado y otoñal. Y en esos mismos tonos trenzamos las coronas de las niñas de arras con las que no podían estar más guapas.

El aperitivo fue en patio central, así que colocamos un sitting plan en el centro para que todo el mundo pudiera encontrar su sitio y, a la vez, servir de decoración. También pusimos otro a la entrada del salón, pensando en los que ya no recordaban cual era su mesa y en los que estaban tan entretenidos que no habían buscado su nombre todavía.

Como os dijimos antes, el salón fue todo un reto por el tamaño que tenía y la altura de los techos, así que aprovechamos para poner árboles y algunos centros altos. También muchas velas, como nos habían pedido los novios y darle protagonismo al color verde, que aligera y traslada a todo el mundo al campo, lugar del que nos trajo la novia unas piñas que usamos para los centros de mesa.

La presidencia estaba en el centro del salón, bajo un centro alto de inspiración otoñal y con sillas distintas.  Además, en los sitios de sus madres los novios quisieron dejarles una replica del ramo, algo que seguro que les hizo mucha ilusión encontrar al llegar.

Y con esa sensación del salón lleno y las ganas de fiesta, nos despedimos con ganas de que pronto vuelva esa antigua normalidad y las bodas de siempre.

Las fotos son de Nus Produccions

La boda de Andrea II

Y del mar se fueron al jardín del Palacio de Meres con el mismo sentimiento de que sus pies no tocaban el suelo. Felices, emocionados y con muchas ganas de pasar un buen rato con su familia y amigos.

Unos días antes de la boda nos trajeron a la tienda una red de pescadores trenzada en Luanco y eso nos sirvió de inspiración para hacer un sitting plan marinero.

El brezo, que le encanta a la novia, estuvo muy presente tanto en la decoración como en la papelería que diseñó la Tortuga para los novios con pequeñas ramitas que daban un elegante toque de color.

Dentro del Palacio, vegetamos algunos rincones para que sintieran que todavía seguían en el jardín. Al igual que en los centros de mesa, pensamos en algo fresco, pero con pequeños detalles otoñales.

Fue un día inolvidable y eso nada ni nadie lo pudo cambiar.

Fotos: Cristina Cañibano