Nos hace mucha ilusión compartir este post contando la historia de la boda de Covadonga, ya que hace unos años hicimos la de su madre.

Empezamos con el ramo, que era una mezcla de hortensias, astrantia, flor de cera, astilbe, hojas de haya… un ramo de contrastes y con dos detalles muy especiales: dos medallas; una de la Virgen de Covadonga, como no podía ser de otra manera y otra de la Virgen del Pilar, en honor a su marido y a la familia materna de éste.


Para un día tan especial la novia eligió un diseño clásico de Marcos Luengo y se puso, para estar así de guapa, en las manos de Lorena Carbajal y peluquería Nieves.

Mencía, Casilda y Paula,sus sobrinas y las niñas de su cortejo, son hijas de la que en su día también fue niña de arras en la boda de su madre. Tres hermanas muy seguidas para las que hicimos unas coronas de flores otoñales a conjunto con los vestidos hechos a medida en «La casita de Mitos Roca».

La ceremonia tuvo lugar en la Catedral de Oviedo, vestida para la ocasión de un solemne otoño y de las veces que más bonita ha estado. A ambos lados de la puerta colocamos dos centros altos para enmarcar la entrada y salida de los novios. Covadonga llegó del brazo de su padre y padrino y estuvo arropada por familiares, amigos y decenas de brezos colocados desde la entrada hasta los pies del altar.



La lluvia estuvo presente en la ceremonia y en el aperitivo, pero esto no eclipsó a los verdaderos protagonistas para los que no pudo haber un mejor día que ese 4 de Octubre de 2014.
El aperitivo se sirvió en el hall de entrada. En la mesa central era un homenaje al otoño y sus colores,que tanto gustan a Cova y a Gonzalo: un pedacito de bosque en pleno centro de la ciudad.

En un sitio clave, instalamos allí también el protocolo de mesas para que los invitados pudieran buscar su sitio durante el aperitivo.
El punto de partida fueron unas acuarelas pintadas por su abuelo,materno, al que Cova estaba muy unida y no quiso dejar la ocasión de hacerle un homenaje el día más feliz de su vida.El seating plan fue un proyecto muy personal, lo realizaron Cova y su padre durante el verano y nos pidieron que lo enmarcáramos y rodeáramos de hiedra, dándole especial enfásis en la decoración.


Para la cena en el Patio de los Gatos pensamos en centros bajos, salvo uno; el de la mesa presidencial situada en el centro del salón, que quisimos destacar de una forma especial. El colorido seguía siendo otoñal, pero más suave.


La noche y los invitados llegaron al mismo tiempo, la claridad se fue apagando y las velas, encendiéndose creando una atmósfera agradable y especial.

Las bodas en otoño nos parecen muy románticas, casi tanto como el primer vals.

Las fotos son de nuestra querida Mercedes Blanco.