Cuando Catalina y su madre vinieron a vernos a la tienda, nos transmitieron una ilusión tremenda por la boda y nos contaron todo lo que habían pensado para decorar ese día tan especial.
Al hablarnos del vestido que le estaba haciendo Sole Alonso, nos vino a la cabeza un ramo vaporoso y ligero, mezclando rosas de jardín de distintos tonos.
La novia llegó a San Pedro acompañada de sus niños de arras. A ellas les hicimos unas coronitas ideales de paniculata con las que iban encantadas sintiéndose auténticas princesas.
La celebración fue en el Palacio de La Riega y no faltó el buen tiempo ni el sonido de las gaitas. Fue un típico día de verano asturiano, con sus nubes y claros y las mejores vistas de Gijón.
Al novio le encanta hacer rutas en bici, así que el sitting plan giró en torno a esa temática y la decoración estaba inspirada en la naturaleza que hay a ambos lados de esas carreteras perdidas que él recorre sobre ruedas.
Como a los novios les apetecía que el verano se colara en el salón, hicimos una propuesta fresca y a todo color. Con detalles en verde, flores de tonos intensos distribuidas en jarroncitos y un árbol para la mesa presidencial.
El baile y la fiesta fueron junto a la chimenea, con mucho ritmo, luces de discoteca y unas ganas infinitas de celebrar el amor.
Fotos: JFK Imagen Social