Una boda en la Riega

Cuando Catalina y su madre vinieron a vernos a la tienda, nos transmitieron una ilusión tremenda por la boda y nos contaron todo lo que habían pensado para decorar ese día tan especial.

Al hablarnos del vestido que le estaba haciendo Sole Alonso, nos vino a la cabeza un ramo vaporoso y ligero, mezclando rosas de jardín de distintos tonos.

La novia llegó a San Pedro acompañada de sus niños de arras. A ellas les hicimos unas coronitas ideales de paniculata con las que iban encantadas sintiéndose auténticas princesas.

La celebración fue en el Palacio de La Riega y no faltó el buen tiempo ni el sonido de las gaitas. Fue un típico día de verano asturiano, con sus nubes y claros y las mejores vistas de Gijón.

Al novio le encanta hacer rutas en bici, así que el sitting plan giró en torno a esa temática y la decoración estaba inspirada en la naturaleza que hay a ambos lados de esas carreteras perdidas que él recorre sobre ruedas.

Como a los novios les apetecía que el verano se colara en el salón, hicimos una propuesta fresca y a todo color. Con detalles en verde, flores de tonos intensos distribuidas en jarroncitos y un árbol para la mesa presidencial.

El baile y la fiesta fueron junto a la chimenea, con mucho ritmo, luces de discoteca y unas ganas infinitas de celebrar el amor.

Fotos: JFK Imagen Social

En los jardines del palacio

El verano pasado se celebró una original boda en los jardines del palacio de Meres. La boda tenía dos cosas muy curiosas, la primera es que trascurriría entre dos jardines y la segunda es que era tipo cóctel, algo que cada vez está más de moda.

Los novios querían una boda dinámica, muy cercana y divertida desde el minuto uno. Sin formalismos de ningún tipo y sintiendo muy cerca a los suyos y así fue.

La ceremonia civil fue en la campera, una zona muy poco explorada del palacio pero que tiene mucho que ofrecer. Frente a árboles centenarios y con gran sencillez, con la hierba haciendo de alfombra y pequeños detalles florales, todos muy campestres. Quisieron sentarse frente a sus invitados y eso creó una atmosfera entrañable.

La celebración fue al otro lado del palacio y estuvo amenizada en todo momento con música en directo, en homenaje a la profesión del novio.

Para que todos estuvieran a gusto, se dispusieron mesas de distintas alturas y los invitados se fueron moviendo a su gusto mientras iban llegando los aperitivos propuestos por el catering Manzano. Además, quisieron poner una barra de cervezas que hizo que todavía fuera más divertido.

Fue una boda tan autentica como los novios.

Fotos: Helechos azules