Muchas horas antes de que empiece una boda, nosotras ya estamos allí y en esta ocasión no solo fuimos las primeras en llegar, también las últimas en marchar. Y es que hay bodas que vivimos desde dentro, desde fuera y desde todos los lados y esta es una de ellas.
Conocemos a Reyes y a su familia desde siempre, juntos hemos vivido muchas cosas, y por eso, este era un momento muy especial para todos.
Preparar la boda fue algo emocionante y quisimos hacerlo con toda la alegría que la ocasión y ella merecían.
Horas antes de la ceremonia fuimos a llevarle el ramo a la habitación del hotel Reconquista. Allí estaba, muy bien acompañada por Lorena Carbajal y Ana de Llongueras, que la estaban dejando guapísima.
El mismo día y en el mismo lugar se casaba Chapa, una novia de la que ya os hablamos hace unas semanas, así que compartieron la decoración de la Catedral. Chapa tenía un motivo para elegir el color azul y nosotras otro para el fucsia. Se nos ocurrió utilizar los dos colores que además quedaban preciosos al mezclarlos.
La madrina apareció con un traje en el mismo tono, algo que resultó ser una preciosa coincidencia.
Dos personas muy especiales no quisieron esperar ni un minuto a felicitar a la novia: su abuela, radiante como la orquídea que llevaba en la chaqueta y su hermano César.
Esa alegría que se respiraba en el ambiente y se reflejaba en su cara, también estaba presente en la decoración del Reconquista. Seguimos apostando por el mismo color porque ese tono era y es un homenaje a la personalidad de la madre y de la abuela de novia.
Queríamos un mantel muy especial que tuviera mucha vida y Mdevistetumesa nos trajo uno que nos sacó los colores y una sonrisa. Colocamos copas y jarrones llenos de flores en medio del patio y unos cuadros decorados a mano por Elena con tinta frambuesa. Gracias a estas fotos de Mercedes Blanco se puede apreciar su delicado y bonito trabajo.
En uno de los pasillos que llevaban al Patio de los Gatos colocamos otro protocolo de mesas donde empezaba a verse las primeras de las muchas velas que encendimos cuando se hizo de noche.
Cada mesa tenía un centro distinto pero algo en común, gente alrededor con muchas ganas de celebrar. Varias generaciones, entre las que estábamos nosotras y nuestros hijos, con ganas de pasarlo bien y razones para brindar.
Al terminar la cena acabó el plazo que Reyes le puso Manu para no hacer “fricadas” y empezó la fiesta. Decidió ser ella misma quien lo inaugurara dándole una sorpresa que vino a la vez que la tarta: una espada de Juego de tronos. Una divertida coreografía fue el pistoletazo de salida a una noche que prometía ser tan larga como divertida y que estuvo animada por Siapro.
El fotomatón fue uno de los rincones más visitados y donde el novio se sentía como pez en el agua ya que tenía como protagonista a los personajes de cómic de los que tanto habla en su blog Comicsenserie.
Al día siguiente fuimos a desmontar y lo que realmente guardamos fue un recuerdo inmejorable. Parece que fue ayer pero ya ha pasado un año y vaya año.