Aunque tenemos las manos frías por culpa del invierno, la cabeza la tenemos puesta en primavera y en todas las bodas que vendrán con el buen tiempo. Quizás por eso elegimos para esta semana la boda de Teresa y Eduardo.
Julio de Peluquería Suárez aparte de ser un artista peinando es siempre un encanto, fue quien le hablo de nosotras a la madre del novio. Gracias a esa recomendación y a que la novia nos conocía de trabajos anteriores, vinieron a vernos y surgió uno de los montajes más especiales de los que hicimos el año pasado.
Fue el mismo Julio quien dio la vuelta a un tocado de Le Touquet y eso nos inspiró un ramo en tonos salmón y blancos con rosas de jardín, peonias y astrantia.
El ramo y el tocado acompañaban al vestido de Jesús Peiró que eligió la novia y con el que estaba impresionante.
La Iglesia de San Pedro, tan emblemática y conocida en Gijón fue el lugar elegido por los novios para darse el “sí quiero”. A la entrada colocamos dos centros altos con hortensias blancas y verdes. Flores y colorido que mantuvimos en las dos torres que colocamos detrás del altar.
Los adornos de la entrada son una forma de dar la bienvenida a los invitados y un fondo precioso para las primeras fotos de los novios ya convertidos en marido y mujer.
Después de recibir piropos y abrazos se fueron a hacer unas fotos acompañados por David Fernández y acabaron delante de unas hortensias en el jardín de los abuelos del novio.
Somió Park fue un lugar en el que pensamos mucho los meses previos a esta boda y al que le estamos muy agradecidos por lo fácil que nos pusieron trabajar y las infinitas posibilidades que tiene.
Los novios querían celebrar su boda en un jardín cubierto. Con esa premisa y la libertad que nos dieron, diseñamos un invernadero muy especial.
Llenamos la entrada de hortensias y faroles. Queríamos que la gente pudiera ver desde fuera un poco de todo lo que iban a encontrarse dentro.
El aperitivo fue en uno de los jardines, amenizado por un grupo de Jazz y un tiempo muy agradable.
Para el protocolo de mesas, nos adelantamos al color que acaba de anunciar pantone como el color del año. Las mesas tenían nombre de barrios emblemáticos de Nueva York, ciudad donde viven los novios, acompañadas por acuarelas originales del artista gijonés Nacho Torra, un buen amigo de la pareja. Lo enmarcamos entre hortensias, helechos, ramas, hojas…todo verde.
Ahora viene nuestra parte favorita, en la que pusimos todo nuestro trabajo e ilusión: los salones. Empezamos desmontando cortinas y visillos para dejar que los arboles del jardín entraran dentro y dar mayor sensación de amplitud. Llenamos el techo con verde para que, miraran donde miraran, vieran naturaleza por todas partes.
Encendimos todas las luces que nos encontramos y cientos de velas que colocamos en las mesas y rincones.
Para juntar los dos salones, además de quitar las puertas que los separaban, pensamos en una mesa que unía al primer invitado con el último, al del norte con el del sur, al mayor con el más pequeño y no era otra que la mesa presidencial.
La vestimos con un mantel diferente al resto, todos de Mviste tu mesa, que también trajo unos bajoplatos plateados. Las flores fueron rosas blancas, las favoritas de la madre del novio y pusimos un poquito de ese verde protagonista, en cada mesa.
Los invitados se llevaron una gran sorpresa al entrar y eso que todavía quedaban muchas cosas por pasar.
Los novios querían celebrar y no hay mejor manera de hacerlo que con una fiesta. Para eso hicimos con ayuda de Siapro, que creó una iluminación espectacular, una zona muy especial.
Un escenario entre dos barras en el fondo del salón, así todo el mundo, bailara o no, estaría disfrutando del ambiente.
A ese escenario se subieron sus amigos, Thrid Floor, que protagonizaron uno de los momentos más memorables de la boda.
Después llegaron Las Chicas de la Habana, regalo sorpresa para los novios del hermano del novio, que hicieron bailar con ritmos cubanos a todos los allí presentes.
Las luces se apagaron pero las velas y las ganas de bailar siguieron toda la noche…