La boda de Andrea en Luanco

Hoy queremos enseñaros una boda muy especial que tuvimos a finales de verano en Luanco. Fue un enlace organizado en 15 días, pero con la misma ilusión y todavía más ganas si cabe que si hubieran tenido todo el tiempo del mundo.

La novia es médico y encontraron en el 18 de septiembre la fecha perfecta para casarse y celebrarlo.

Andrea se puso en nuestras manos y le hicimos un ramo tan grande como su emoción y es que, ni cuando le llamábamos en plena guardia, perdía la sonrisa.

El lugar elegido fue Luanco por el significado que tiene para la familia de la novia. Al lado del mar y con todo el verde de Asturias, poco más se puede pedir.

La ceremonia se celebró en Santa María, una Iglesia que nos encanta. Decoramos con el mismo esmero el interior y el exterior por si algunos invitados tenían que quedarse fuera. Hicimos centros despeinados, con mucho ramaje y un ligero toque color blanco.

Se notaba en el ambiente una gran alegría y es que cuesta creer, después de tanta incertidumbre, que todo estaba saliendo como habían soñado. Pero era realidad y todo el camino recorrido había merecido la pena.

Fotos: Cristina Cañibano

La comunión de Carlota

Hay familias a las que hemos visto crecer. Eso nos pasó con los padres de Carlota, a los que decoramos su boda y acompañamos en momentos muy especiales, como la comunión de sus hijos gemelos. Por eso no podíamos esperar con más ganas que llegara el momento de Carlota, la princesa de la casa, que tras varios cambios de fecha el año pasado puso hacer su comunión en octubre.

Vinieron todos a la tienda: padres, hermanos y Carlota. Nos encantó ver que eran una piña y que compartían cada pequeño detalle con mucha ilusión.

Carlota llevaba mucho tiempo soñando con una corona muy grande de flores, así que eligió los tonos que más le gustaban y se la preparamos con mucho cariño. Estaba tan guapa que no encontramos mejor motivo para ilustrar la papelería, que encargamos a la Tortuga, que a la protagonista del gran día.

La celebración fue en La Barganiza en otoño, y eso nos sirvió de inspiración junto con lo que nos dijo Carlota “quería un bosque encantado”, así que nos pusimos manos a la obra.

La celebración tenía dos partes, un aperitivo y un almuerzo. Colocamos un bodegón de bienvenida en el que estaba escrito el aperitivo y decoraba un poco la zona a la que iban llegando los invitados, que fueron pocos para cumplir con la normativa de aforo que había en ese momento.

Había una mesa de niños y otra de mayores. La de los pequeños estaba bajo un bosque encantado con hadas y el colorido propio de la época del año. No faltaban las ramas, el musgo, troncos, velas y brezo. Algo diferente y especial, igual que Carlota.

No podían faltar las chuches, esas que gustan a mayores y a pequeños y que sirvieron para endulzar un día inolvidable.

No queríamos despedirnos sin acordarnos de todos los niños y sus familias que preparan la comunión este año con muchas ganas y también con incertidumbre. Encontraremos la manera de que, cumpliendo las normas, podáis tener un día muy especial.

Fotos: Di Patata