En el Palacio de la Aguera nunca habíamos trabajado pero esta boda fue un curso intensivo de todos sus rincones y ahora lo conocemos como la palma de nuestra mano. Junto a los novios lo fuimos a ver y, reunión tras reunión, fuimos perfilando los detalles. Ellos querían hacer una boda única y cuidaban cada pequeño detalle convirtiéndolo en protagonista.
Ser invitado en esa boda fue un autentico lujo porque los novios estuvieron volcados durante meses en hacer que cada minuto fuera inolvidable pero sin perder nunca el foco de lo verdaderamente importante: el amor. Ese equilibrio nos enamoró.
Éramos muchos trabajando allí, el buen ambiente que se respiraba en los preparativos era una buena pista de lo que sucedería después: Global Rent, Aitor Vega Quesos, Los Arcos Cangas, Classico Boda, Mariano Caiman, Juan Contreras Eventos, Música de Sofá, Solomonesbrothers, Adeloa…
Al ver el montaje terminado nos dimos cuenta que todas las horas invertidas, los emails, las reuniones y visitas habían merecido la pena. Todo estaba en el lugar que los novios habían elegido para ello, especialmente los invitados, que se encontraban en el centro de la celebración.
Fue una fiesta que empezó pronto y terminó tarde. Fue la boda especial que merecen aquellos que dedican su vida hacer que la de los demás sea inolvidable.