Cuando salieron de la Capilla, el jardín estaba preparado para ser el escenario de un aperitivo inolvidable con muchos abrazos, risas y la deliciosa cocina de Casa Gerardo.
Mezclamos algunos manteles de lisos del palacio con otros estampados de M viste tu mesa y colocamos centros en tonos suaves. El buen tiempo, el entorno y la compañía hicieron el resto.
Los nombres de los invitados colgaban entre ramos de eucalipto, lavanda y gafas para aquellos que las habían dejado olvidadas en casa.
La mesa presidencial estaba en el patio. Marta nos pidió una guirnalda que recorriera la mesa de una punta a otra y cayera por los extremos hasta el suelo. La trenzamos con las mismas ramas y flores con las que habíamos decorado el aperitivo pero añadiendo un detalle muy especial: una sopera de la vajilla del ajuar del Palacio a juego con los platos que habían elegido para el almuerzo.
El resto de mesas estaban distribuidas por el corredor y los distintos salones del Palacio. Todas estaban decoradas con las mismas flores, manteles blancos y dos modelos de bajoplatos distintos: unos de mimbre de Meres y otros verdes de M viste tu mesa.
Cuando terminó el aperitivo, el espectáculo gastronómico no había hecho más que empezar. El Chef Marcos Moran tenía preparado un menú para sorprender a los invitados y dejar un buen recuerdo en la memoria y en el paladar.
Al terminar el almuerzo salieron a la campera, la parte de atrás del Palacio, un jardín infinito donde se puede disfrutar de las mejores vistas: al bosque y a la fachada de piedra cubierta de hiedra. Allí disfrutaron de un ambiente chill out antes de la fiesta, sin prisa y con toda la tarde por delante.
En ese entorno tan especial fue el primer baile, la entrega del ramo y… un concierto de The Third Floor.
Fue una boda de esas que te alegra mucho que lleguen y da pena que terminen. Fue una boda para recordar.
El maravilloso reportaje es obra de Mercedes Blanco.