Cuando una boda se celebra en una finca particular, vamos a verla y trabajamos con el catering y otros proveedores para encontrar el mejor lugar para ubicar la carpa.
En este caso, el mejor sitio era justo donde el padre de la novia tenía una huerta, así que ese año no pudo plantar nada. Para compensar esa “concesión” y a modo de homenaje, la decoración la hicimos con hortalizas y con flores asturianas.
Otro de los detalles que tuvo esta boda es que los novios querían una carpa transparente, pero al ser un almuerzo les preocupaba que el sol pudiera ser una molestia, así que recubrimos el techo con tela de camuflaje, logrando el menor impacto visual posible y que quedara bonito. Para terminar de hacerla acogedora, colocamos cestos colgantes y enredadera.
Los novios quisieron hacer una mesa presidencial muy familiar y se sentaron también junto a sus abuelos y hermanos. La hermana de la novia les sorprendió con un discurso que les emocionó a todos y es que la boda es una excusa perfecta para decir todo aquello que las prisas del día a día nos hacen callar.
La fiesta también dejó sin palabras a los invitados y es que el amor hay que celebrarlo por todo lo alto.
Fotos: Mercedes Blanco