A Alejandra le encanta el azul y quería que toda su boda tuviera ese color, por eso no nos sorprendió cuando nos enseñó los preciosos pendientes con forma de lágrima que iba a llevar en su gran día.
Para ella pensamos en un ramo en cascada, que caía hasta el suelo, completamente verde y con pequeños toques blancos para que reflejaran la luz. Era un ramo sin las clásicas flores, totalmente desestructurado y muy distinto a los que solemos hacer.
La ceremonia fue en Santa María de la Corte. Se nos ocurrió hacer un adorno en las escaleras que recordara al campo, a esas flores que crecen solas sin que nadie las plante y nos inspiramos en la naturaleza más salvaje e improvisada.
En el interior utilizamos las mismas flores, plantas y ramas pero colocadas en distintos cestos y jugando con las alturas, dándole frescura, color y alegría.
En el Palacio de Valdesoto, les esperaban los jardines con ese verde que tiene la primavera en Asturias y todo un equipo dispuesto a hacer disfrutar a los novios y a todos sus invitados.
Las hortensias azules siguieron siendo las grandes protagonistas de la decoración, a la que se incorporaron las velas, de color natural y también del color estrella de la boda. Los centros de mesas tenían distintas cerámicas azules, salvo la mesa presidencial que estaba colocada en medio del salón y tenía un centro colgante bajo el que cenaron los novios.
Y parece que fue ayer, pero pronto habrá pasado un año.
Fotos: Liven