Esta boda fue muy especial porque los novios quisieron que, aunque su boda se celebraba en Asturias, África estuviera muy presente.
Lola y Pedro colaboran con la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, Emalaikat en unos proyectos en Turkana, África. Ellos están muy involucrados y no se imaginaban un día tan feliz sin ellos, así que nos pusimos manos a la obra para reflejarlo.
El ramo fue un regalo de una amiga Cristina Matossian.
La ceremonia fue en la Capilla de Santa Ana y nos pidieron una decoración muy verde, así que pusimos dos árboles arropando el retablo y vegetamos todo el frente del altar.
Cubrimos los reclinatorios de los novios con un kitengue, que son las telas africanas que utilizan las mujeres para vestirse y que tienen un colorido muy especial.
El día fue soleado, así que disfrutar del aperitivo estaba garantizado. Para teñirlo de color, usamos como manteles los kitengues que nos había traído Lola de África y el resultado fue espectacular.
El protocolo de mesas era colgante y tenía como protagonistas las misiones en las que está trabajando la comunidad. Lola se encargó de la papelería y nosotras disfrutamos mucho dándole vida sobre una cortina vegetada.
Para los salones nos hicieron una petición muy singular, no querían macetas ni recipientes, así que pensamos una decoración en la que las flores nacían directamente de los manteles.
Tal y como querían, pudieron hacer el baile y la fiesta en el jardín.
Todo maravilloso, como ellos.
Fotos: Darío Martínez.