Celebrando la vida

Pocas cosas hay más emocionantes para nosotras que participar en las bodas de los hijos de nuestros amigos porque a esos niños les hemos visto crecer. Ese sentimiento nos acompañó durante los preparativos y el gran día de Anina, que no podía ser una novia más radiante y feliz.

Ella tenía muy claro el ramo que quería llevar: olivo y peonias. Una mezcla muy delicada que iba perfecta con su vestido de Teresa Patiño. Como nos trajo una medalla de la cruz de la Victoria que tenía unas piedras azules, elegimos una cinta de terciopelo del mismo tono para la empuñadura.

Tanto la ceremonia como la celebración fueron en el Palacio de Meres. Los novios querían algo sencillo, así que las hortensias fueron una opción perfecta para la decoración. Para la Capilla de Santa Ana las elegimos en blanco porque encajaban muy bien en una boda veraniega. Fue una Misa muy emotiva, con una homilía preciosa y unos novios emocionados.

En el ambiente había muchas ganas de celebrar y todo estaba preparado por el equipo de Casa Gerardo para que los invitados se llevaran un recuerdo inolvidable de ese día.

Hicimos una puesta en escena muy fresca, casi sin flores, pero sí con mucho verde que es lo que pide el ambiente en esa época del año.

Para el sitting plan los novios quisieron hacer algo muy especial. Pusieron como nombre de la mesa algo que unía a todas las personas que se sentaban en ella, acompañado de una acuarela pintada por María de Valma. Le dedicaron tiempo, pero el resultado hizo sonreír a todos los que iban a ver dónde les tocaba sentarse.

En los salones del palacio parecía que se colaba un pedacito del verano. Las acuarelas fueron las grandes protagonistas de la decoración, así que preparamos pequeños centros con hortensias de colores.

Fue una boda en la que, miraras donde mirabas, veías alegría. No hay mejor decoración.

Fotos: Cristina Cañibano

El día más dulce

Conocemos a la familia de Paloma desde niña porque su familia regenta una de las confiterías más emblemáticas de la ciudad, Camilo de Blas. De hecho, todas las navidades tenemos el privilegio de decorar la tienda de Jovellanos para que luzca todavía más bonita (si es que eso es posible).

Nos hizo mucha ilusión acompañarla en un momento tan especial y juntas empezamos a pensar en su gran día. Fue la última novia en llevar un vestido de Covadonga Plaza, a la que tanto echamos de menos. Cuando nos enseñó unos zapatos azules que se hizo a medida se nos ocurrió que todo girara en torno a ese color.

Paloma quería un ramo sencillo y ligero, pero con detalles que lo hicieran especial como la cinta de terciopelo y las medallas que llevaba en la empuñadura con el nombre de sus abuelas.

La ceremonia fue en la Iglesia de Valdesoto e inspirándonos en el entorno de la zona, pensamos en una decoración campestre y fresca, acorde con la época en la que se celebraba la boda, el verano. El altar estaba repleto de hortensias, hiedra y margaritas para arropar a los novios.

A la salida los novios dieron un paseo por los alrededores del Palacio, que tiene rincones increíbles y que inmortalizó Mercedes Blanco.

El Real Balneario de Salinas se encargó de sorprender a los invitados con su propuesta gastronómica y como no podía ser otra manera, el postre, la mesa de dulces fueron grandes protagonistas.

Antes de despedirnos os contamos un detalle que tuvieron, los camilines solidarios: unas galletas riquísimas cuyo importe se dona integro a Imparables contra la leucemia. Bonita forma de compartir felicidad.

París la ciudad que inspira

Todos los años viajamos a París en esta época del año, vamos juntas a la Feria que se celebra en la ciudad a buscar inspiración, llenarnos de ideas para hacer cada temporada algo especial y diferente.

Durante la pandemia tuvimos que hacer las compras por catálogo y la sensación era totalmente diferente. No veíamos los colores, no se apreciaba la calidad… todo era más frío e impersonal. Volvió la normalidad pero a la feria le costó arrancar y por fin este año se ha vuelto a llenar de vida como antes. La sensación vuelve a ser emocionante por la cantidad de opciones que hay y el entusiasmo que se respira.

Nos apasiona el proceso de ir añadiendo piezas nuevas que poder ofreceros para vuestros eventos y casas. También llenar la tienda de cosas bonitas para que podáis regalar.

Pero no solo volvemos con aquello que compramos en la feria, París es en si misma una ciudad llena de belleza. Sus calles y escaparates son una fuente de inspiración. Flores, mezclas de texturas, ideas rompedoras… las tendencias se dejan ver en la ciudad del amor , de la moda y del color.

Volvemos con la cabeza más llena que la maleta, y eso es decir mucho.