El centro de mesa de Navidad

Todos los años por estas fechas hacíamos unos cursillos en el que os enseñábamos a preparar un centro para las cenas y comidas de Navidad. Era un plan divertido en el que nos reíamos juntas y luego os llevabais vuestra creación a casa para adornar la mesa.

Este año no es posible, pero se nos ha ocurrido una manera para que no dejéis de hacer vosotras mismas este adorno tan especial: os vamos a dejar aquí los pasos muy bien explicados y si venís a la tienda o nos llamáis, os preparamos todo lo necesario para que hagáis uno igual.

Lo primero de todo, como siempre, son los materiales que vamos a utilizar: hortensias, claveles, rosas, piñas, abeto, eucalipto, paniculata teñida de rojo, ramas y unas velas en color. Hemos elegido estas flores porque son muy duraderas y además, los colores nos parecieron navideños.

Como base utilizamos una sopera porque es muy posible que tengáis algo parecido en casa, pero también queda bonito con un cacharro.

Lo primero de todo, colocamos la esponja humedecida en la base que hemos elegido y clavamos de manera simétrica las velas. Es importante que sobresalga un poco del recipiente para poder clavar las ramas.

Pelamos las ramas un poquito y las vamos colocando en horizontal, para lograr un centro más amplio. Una vez tengamos el abeto colocado, podemos intercalar el eucalipto, que también habremos pelado previamente.

Las hortensias, como son muy grandes, las colocamos en trocitos para que el centro quede equilibrado.

Después colocamos la paniculata teñida que, al ser tan ligera, da un toque, pero no condiciona mucho. Una vez que la tengamos, colocamos las rosas y los claveles bien hundidos y agrupados. Y después las piñas.

Es importante que el centro sea alargado pero no muy alto para que nos veamos todos bien y estemos cómodos en la mesa.

Y ya está listo para que lo pongas en tu mesa y te acompañe en este año tan raro, pero igualmente especial.

Si te ha gustado, podemos enviarte todo el material dentro de Oviedo por 50 euros.

La Navidad con Cati

La Navidad es una época muy especial del año y no vamos a dejar que las circunstancias nos empujen a pensar lo contrario. Por eso, este año más que nunca, hay que elegir un menú diferente y poner la mesa bonita, así será más fácil olvidarse de lo malo y pensar en todo lo bueno que seguro que nos espera en 2021.

Todos los años nos juntamos con Cati del blog “Esta mal que yo lo diga” y con Mercedes Blanco para acompañarla en su “cena de Navidad”. Cati prepara una propuesta culinaria espectacular, nosotras decoramos la mesa y Mercedes lo inmortaliza todo.  Es un plan divertido del que, además de muchas ideas, nos vamos cargadas de recuerdos y que este año no podía faltar porque sabemos, porque así nos lo habéis contado, que os inspira mucho para la cena del 24 y del 31 y las comidas del 25 y el 1.

Todo empezó con una visita al Bibio, a Gijón, a elegir entre sus maravillosas vajillas, llevábamos una tela india traída de un viaje y la mente muy abierta. Nos costó porque eran todas preciosas, pero nos enamoramos de una en color turquesa y mostaza.

Con la tela que iba a hacer de mantel y la vajilla, nos pusimos a pensar. Nos apetecían colores diferentes así que buscamos flores en tonos naranja y salmón.

Las velas no podían faltar y siguiendo una tendencia que ha venido para quedarse, encendimos unas de color azul. También usamos otras más pequeñas, dentro de vasitos, que daban un toque muy acogedor, algo que se agradece mucho en Navidad.

Como nos apetecía un centro alto, lo montamos sobre un frutero de madera de tres pisos y es que este año es el año perfecto para cambiar cosas, para salirnos de los colores típicos y de los adornos clásicos…es un año para darle un giro a todo.

Imaginamos que queréis conocer los detalles de menú, así que os dejamos el enlace al post que preparó Cati con todo lujo de detalles y en el que demuestra que comer algo rico y especial no tiene porqué resultar caro.

Queremos aprovechar para darle las gracias a Mercedes por unas fotos tan bonitas que nos permiten enseñar nuestro trabajo y conservarlo. Y por supuesto, gracias a Cati por las ideas y por el buen rato que pasamos juntas.