Hay tradiciones que llevan en nuestras vidas desde siempre y otras nuevas que tienen pocos años de historia pero, seguro, muchos de futuro. Y esta es una de ellas.
Una llamada de Cati, amiga y creadora del blog Esta mal que yo lo diga, dio el pistoletazo de salida hace varios diciembres a crear juntas la receta para la cena de Navidad perfecta en la que no falta, el menú, la vajilla, la decoración ni las fotos.
Aunque el resultado es precioso, lo mejor ha sido prepararlo: las llamadas, los mensajes con ideas, la mañana en casa todas juntas preparándolo todo y disfrutar después juntas de lo que hemos preparado.
El año pasado elegimos una estética muy tradicional pero cuando nos contó Cati que prepararía una ensalada de perdiz escabechada, nos vino la inspiración de la Navidad en el campo. Un lugar que tiene mucho encanto para pasar estas fechas al calor de la chimenea y con la naturaleza entrando por la ventana.
Pensando en la mesa, nos apeteció jugar con una de las tendencias de estos últimos años: mezclar distintas vajillas, algo que es muy típico en el campo porque en los armarios conviven vajillas de distintas generaciones, y no pudimos imaginar mejor lugar para encontrar esas piezas que Punto Retro. Allí, además de tratarnos de maravilla, nos dejaron trastear. Nos llevamos dos vajillas diferentes, una cubertería de plata y una cristalería. De la que nos íbamos, vimos unos candelabros de bronce con flores de porcelana a los que no pudimos resistirnos.
Para la ocasión estrenamos un mantel de Mvistetumesa de cuadritos de Vichy blanco y negro. Para crear algo de contraste y darle un toque alegre dimos vida a las flores pintadas en los platos, recreando un efecto 3D.
Tampoco quisimos que faltara el toque dorado tan propio de estas fechas ni las velas de colores de las que tanto nos escucháis hablar últimamente.
Las recetas las tenéis en el Blog de Cati, os dejamos un enlace para que toméis nota de todo lo que preparó con productos de El Rebeco. Sentimos mucho que al leer este post sintáis hambre, nosotras disfrutamos mucho saboreando cada uno de los maravillosos platos que preparó mientras disfrutábamos de buena compañía y conversación.
Y es que la Navidad al final es eso, juntarse, hablar, reír, llorar…estar.
Las fotos son de Mercedes Blanco, con la que siempre es un placer coincidir, pero en estas ocasiones especialmente.